miércoles, 15 de octubre de 2008

Libertad de información o de difamación y otros temas más

Hace varios días que inicio la escritura de una entrada y soy incapaz de acabarla, quedándome a medias por falta de tiempo para terminarla. Es muy difícil escribir una entrada del tirón cuando tienes a tu hijo de tres meses hablándote en idioma bebé (gugu, aehun, etc.) todo el rato (ha salido a madre).

De modo que he decidido que voy a resumir rápidamente alguno de los temas que quiero compartir con vosotros:

Me estoy aficionando a los desayunos de la uno, programa que hasta ahora nunca había podido ver. Felicidades a Pepa Bueno y nuevo target de mis campañas de comunicación política. Gracias a las nuevas tecnologías podré seguir viéndolo en la web cuando vuelva a trabajar: http://www.rtve.es/alacarta/la1/abecedario/L.html

El pasado miércoles tuvo lugar una especie de funeral/despedida de Cocó. Nos reunimos todos los amigos en el tanatorio y cada uno intentó despedirse de él como pudo. Yo casí no pude. Me da mucha pena. Y como tampoco estaba ya muy presente en mi día a día prefiero no pensarlo demasiado y que siga viviendo en mi recuerdo. Lo siento también por Natalie y Amber que si que notarán su falta.

Ayer detuvieron a los asesinos de Cocó. Obviamente se trata de delincuentes comunes que asesinaron a nuestro querido Cocó por un reloj y algunos euros. Varios medios de comunicación deberían pedir disculpas públicamente por las informaciones difamatorias que publicaron a finales de septiembre. http://www.antena3noticias.com/PortalA3N/noticia/sociedad/Detenidos-tres-ciudadanos-rumanos-por-muerte-del-Coco-Cielo/2854969

Siguiendo con el apartado anterior abro el debate sobre “libertad de información” versus “libertad de difamación”. Los medios son tan poderosos que debería de haber algún modo de poder defenderse de noticias con falta de rigor e incluso falta de veracidad. Sin embargo en España hace ya un tiempo que se acepta que un periodista difunda una información sin contrastarla con un”que le vamos a hacer, los medios son así”. Ciertos profesionales del gremio consideran incluso que son los protagonistas de la noticia los que deben probar su no veracidad si la hubiera y no al revés. Luego nos quejamos de que la prensa viva horas oscuras y ya no se consuman periódicos, “*¿Para que? Si todo lo que publican son mentiras” (*expresión de un sentir popular que no comparto del todo).

En este sentido resaltaré que este debate también tuvo lugar durante los desayunos de la uno la semana pasada entre tres de los periodistas habituales que suelen acudir (El Pais, El Mundo y La Razón). Es curioso como la representante de La Razón defendía el derecho inalienable de la libertad de prensa alegando la profesionalidad innegable de los periodistas cuando fue su periódico uno de los que publicó toda una serie de barbaridades y Mentiras (con mayúscula) sobre la muerte de Cocó.

Con esto me planto por el momento. Si puedo volveré mas tarde con los otros temas que tengo en la cartuchera.

Os dejo con un video de Silvana (1) y os adjunto un precioso artículo de Elena Cabrera (2) sobre nuestro queridísimo Cocó, al que ella conocía bien.
(1) http://www.youtube.com/watch?v=yTvNsagXVQw
(2) http://www.adn.es/cultura/20080928/NWS-0977-coco-silvania-cielo.html

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1 comentario:

Andoni Hidalgo dijo...

Alguien debería fundar y registrar la AVP, Asociación de Víctimas del (mal) Periodismo, y contar con el apoyo de parte del gremio, aquellos que aún creen en una profesión ejercida honradamente y por profesionales competentes. Es más, creo que este movimiento debería salir de los propios periodistas, para contrastar la decadencia de la profesión (decadencia que se manifiesta tanto en la realidad como en la percepción que los ciudadanos tienen de los que la ejercen: decir “soy periodista” cada vez está peor visto).

El problema consiste a mi entender en una doble vertiente:
- Por un lado, los medios han pasado de ser el cuarto poder para pasar a ser el segundo (por detrás del económico, y por delante del legislativo, ejecutivo y judicial). ¿Exagero? Puede, pero pensemos en que en ocasiones los medios dictan la agenda política, crean "alarmas sociales" que provocan decisiones políticas, manipulan la imagen de los propios políticos a sus anchas y esto a la larga provoca que estos estén a su servicio.
- Por otro lado, los periodistas de hoy en día no dan la talla. Hay mucho chupatintas que llega a corresponsal o a editor sin saber ni siquiera escribir correctamente en castellano. ¿Como vamos a pedir a esa gente que respete la deontología más elemental? Publicarán lo que haga más ruido, lo que guste a sus jefes o lo que simplemente se les ocurra, sin contrastar lo más mínimo.

AVP, ¡ya!