Hace 7 años que mi amiga Muriel está enferma de un linfoma de hopkins. Este tipo de cancer tiene un indice altisimo de curación. Se da en una población joven, de hecho Muriel tiene mi edad.
Muriel pertenece a la parte negra de la estadística, a esa parte que ensombrece los porcentajes y no se cura. Y desde hace 7 años lucha sin cesar y arrastra en su guerra a sus familiares y amigos. Hace 3 años me dió la mala noticia... los medicos se rendían. Pero ella siguió ahí al pie del cañon. Y con ella nosotros. Y cada vez que tiene una recaida nos caemos todos y ella va y se sacude, se estira y anda de nuevo. Muriel es nuestro Lázaro, el ejemplo a seguir, el recuerdo de la vida no es más que cada instante que vivimos y ese instante es un bien precioso en si mismo.
De modo que estos días que hemos estados caidos a mi me ha dado tiempo para enfrentarme con dos crisis laborales y alguna que otra personal-familiar. Y de nuevo me he dado cuenta de la suerte que tengo y lo importante que es tener claras las prioridades.
Gracias a Muriel aprendo a encajar el golpe, respirar, sacudirme y levantarme. Como dijo mi jefe Daniel Gueguen, "il faut toujours se battre". Pues eso, la vida es una lucha constante, y cuanto más bravos seamos mas fuertes y más felices.
Ayer Muriel se estaba levantando despues de 2 semanas horribles. De nuevo al tajo. Pues eso, yo lo mismo, de nuevo al tajo.
domingo, 23 de marzo de 2008
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