miércoles, 11 de junio de 2008

Pedro J: el morbo y la facilidad

Muy buenas. Retorno al blog después de un largo periodo de ausencia debida principalmente a dos causas mayores. La primera es la vida misma que estas últimas semanas me ha mostrado su cara menos amable. La segunda es el asqueroso programa del blog que dos veces consecutivas se ha comido mis textos antes de que los publicara, generando en mi un estrés y una frustración que desembocaron finalmente en una especie de rechazo patológico contra la plataforma digital en si misma. Pero como el tiempo lo cura todo, y en el fondo la satisfacción de escribir y potencialmente se leída es muy superior a la angustia generada por las palabras perdidas, y contando con que puedo romper la regla, pre-escribir mi texto en una plataforma segura antes de colgarlo, evitando así tropezar por tercera vez con la misma piedra… pues me voilà aquí de nuevo.

Desde esta mañana que leí la prensa, bueno, El Mundo y El País, tengo claro sobre que quiero escribir hoy.

Hoy El Mundo dedica su Tribuna Libre a una carta escrita por el padre de una de las victimas del 11-M. Circunstancialmente es buen momento, ya que tiene lugar estos días un mini juicio que repasa no sé que detalles que aparentemente quedaron sin esclarecer en el macro juicio.

La carta se titula “A la sociedad: han matado a mi hija y no sé que hacer”. No la he leído con detenimiento, ya sabia lo que ponía antes siquiera leer el primer párrafo. En mi opinión el interés de la carta radica simplemente en el titulo, que ilustra perfectamente las razones que llevan a este señor, a liderar el grupo de defensores de la teoría de la conspiración del 11-M. “He perdido a mi hija y no sé que hacer”. Cuando lo he leído he tenido una flash back del caso de las niñas de Alcaser, cuando el padre de una de ellas se empeño en demostrar que había una red de pederastas involucrada en el tema. Destrozó su vida, la que le quedaba, y nunca logró probar nada.

Nos bombardean con películas americanas en las que los personajes principales luchan durante años para demostrar que un malo malísimo ha sido el responsable de la muerte de una o varias personas. Al final de la película se ve como los protagonistas, sonrientes, descansan por fin en paz, mientras en los créditos finales nos informan de que menganito sigue en prisión, zutanito fue ejecutado etc… Creo que en este tipo de cruzadas hay un poco de búsqueda del sueño americano que acabo de describir. Creo que los padres destrozados no saben que hacer y emprenden un camino duro, difícil, que creen les acabará conduciendo a la paz. Y dudo mucho que sea así, aunque tuvieran razón en sus elucubraciones y finalmente lograran demostrar que su verdad es la buena.

No quiero que nadie me mal interprete. Respeto muchísimo el dolor de los padres que he mencionado y no tengo opinión al respecto de las tesis que defienden porque carezco de la información adecuada.

Lo que no logro entender, y me produce una repulsa tremenda es el uso que se hace de ellos. Una cosa es el periodismo de investigación y otra la búsqueda partidista del sensacionalismo barato. Pedro J estará encantado de verse como el Robin Hood de las victimas del 11-M y además seguro que está convencidísimo de lo de la trama de la conspiración. Pero tira sin ningún tipo de escrúpulo de una pobre gente “que no sabe que hacer”, les anima a seguir obsesionados con un tema que en realidad es irrelevante para ellos y lo hace solo por interés personal. Porque realmente que alguien me diga que importancia tiene para este pobre padre que la bomba que mató a su hija la haya puesto Alcaheda o ETA. Que el asesino se llame Jamurat Al Fedes o Gorka Iturrigoldetxea Gomez. Da igual porque su hija no va volver y su vida no será nunca más la misma. Y este pobre hombre lo que debería hacer es encontrar una nueva vida fuera de la tragedia que le ha tocado vivir, si es que puede.

Tampoco entiendo muy bien porque Pedro J está tan obsesionado con probar lo de la trama. Quiero pensar que lo hace de buena fe. Sin embargo su actitud en estos últimos meses me genera tanto rechazo que estoy llegando a un punto en que es frecuente la recurrencia del pensamiento “defiende la trama de 11-M por orgullo herido”.

Y esto es todo por hoy.

Mi vida está a punto de cambiar, el pequeño Elias está a punto de llegar y supongo que ahora, más que nunca, necesitaré escribir, de modo que los próximos días prometen.

Lula

1 comentario:

Pedro G-P dijo...
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