Acumulo artículos recortados de lo que os quiero hablar a la par que acumulo retrasos imperdonables en el mantenimiento de mi blog personal.
Aprovechando la llegada del finde y una ligera bajada temporal en mi actividad profesional, voy a ver si logro recuperar el tiempo perdido y me como todo el paquete de magdalenas de una sola sentada (acabaré por aborrecer el sabor y con ganas de vomitar… y es que así somos los de
Prioridad me parece hablar del colosal artículo de opinión del también colosal esta vez Mario Vargas Llosas. Los desafueros de la libido, es un hilarante análisis de cuan extraña es nuestra forma de juzgar el bien y el mal, sobre todo si se trata de personajes públicos a los que tendemos a personalizar como si les conociéramos, porque de lo públicos que son se convierten en cercanos. En este saco caen tres figuras entre las que se encuentra Polanski, líder de una serie de debates familiares que hemos protagonizado en mi humilde hogar desde que sorprendentemente le detuvieran hace ya algunas semanas. Como no yo defendí lo indefendible, y sintiendo a Polanski tan cercano, un hombre destrozado por la muerte de su primera esposa y su nonato hijo, un luchador, un creador, llegue a asegurar que la chica de 16 años seguro que buscaba lo que encontró y que lo más probable es que fuera a sacar tajada de
Sin embargo, mi postura de debate se cae por su propio peso porque una niña de 16 años, es una niña y un tío de mas de 30, famoso y fuerte, no debería encontrarse en ningún momento en una situación comprometida de este tipo… y eso da que pensar, verdad. Y después de confesar mi crimen, os anuncio que he renunciado a tan burdo enfoque y adscribo las palabras, véase todas las palabras, del maravilloso “Los desafueros de la libido”, que os recomiendo una vez mas.
Es difícil ser justo, de hecho hay quien sostiene que la justicia no existe. Sin embargo, la infancia es lo más indefenso que hay, incluyendo por supuesto esa transición que llamamos adolescencia, donde el niño tiene cuerpo de adulto. Y aquellos que no respeten la infancia, vengan de donde vengan y tengan los problemas que tengan, no merecen ni un ápice de compasión, de la cual sin duda ellos carecen para con el niño.
No nos olvidemos de donde esta el principio y donde esta el final aunque nos invadan los fuegos fatuos de la prensa rosa y la comunicación de influencia.
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