Te preguntaría tantas cosas. Te preguntaría que tal tu espalda. Y que tal la mirada acero azul clarito inspirada en un estilista del que ya no recuerdo el nombre. Te preguntaría su nombre. Te preguntaría sobre los bitcoins, y sobre si crees que se puede cambiar el mundo con ellos, y sobre todo dar más opciones a la gente que se mueve por el mundo sin derechos. Te preguntaría si en la subred hay más herramientas que sirven para cambiar el mundo. Te preguntaría porque los de Anonimous son unos “pringados”. Te preguntaría si por casualidad Manuela no acabó entrando en la antigua oficina de tu empresa una vez que fuimos a ver a Javier y estuvimos hablando con la gente un rato, y si estabas tú. Te preguntaría como se llama tu empresa, otra vez. Te preguntaría si crees que se puede arreglar un vídeo que es una chapuza. Te preguntaría si eres capaz de hacer marcas de colores en cuellos de cisnes, otra vez. Te preguntaría que comida te gusta, de verdad. Te preguntaría sobre los jabalíes, porqué son tu animal favorito después del gato. Te preguntaría si te gusta la canción "So Far" que escucho mientras escribo. Te preguntaría que música te gusta, de verdad. Te preguntaría si te asustan mis preguntas. Te preguntaría si prefieres que te pregunte por escrito o mirando a la gente antebrazo contra antebrazo o....
Y preguntando seguro que tendría más preguntas.
Pero no sé quien eres.
Así que me quedaré con todas estas preguntas guardadas en mi pequeño corazón, intentando que no se rompa de la presión. Hasta que el tiempo y el gazpacho se las lleven a otro sitio. Es una pena porque son preguntas preciosas, nunca tuve unas preguntas así antes.
Y se murió. Fin
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