Hoy ha amanecido blanco…
Blanco espeso.
El cielo ha bajado a la tierra y su blancura lo ha invadido todo.
Y en medio del blanco, sólo yo, mi nariz, mi taza y unos palmos. Nada más.
No he podido ver más allá.
Un blanco tan denso que lo he sentido en las manos, y en los pulmones al respirar.
Y una especie de paz, como si estuviera fuera del mundo.
Ahí colgada en el blanco del cielo, como un ángel en la gloria.
¿Cuanto durará la niebla? No quiero mirar la previsión meteorológica por si acaso.
2 comentarios:
Lucila,
No sabía que escribías tan bien... qué lindas palabras para ese día de niebla que vivimos en Madrid. Pena que las haya descubierto tan tarde. Precioso! Desde ya, fiel seguidora de tu blog.
Besos,
Beatriz
Bea! muchas gracias! Estaba inspirada la verdad. Yo también soy una fiel seguidora de tu blog que es una gran periódico local y de hecho, aprovechando la coyuntura, te voy a poner en mi parco blogroll, mira tu.
Gracias por el comentario, me haces sentirme muy orgullosa. Besos!
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