Si amig@s, apenas hemos tardado mi santo y yo un día en ir a ver la nueva película de James Cameron , Avatar , en 3D, por supuesto. No es un hecho sorprendente en si, ya que habremos sido unos cuantos cientos los espectadores los en Madrid vimos la película el sábado. Sin embargo, lo que nos diferencia del resto, supongo, es que hacía 4 años que no íbamos a una sala a ver una película. Vemos películas a menudo, pero en casa, en nuestra pantalla de 22x13 pulgadas, a nuestro ritmo, con nuestras paraditas para ir al baño, nuestros cojines y nuestras mantas. Yo que fuera una asidua de las salas de cine, me he dejado ganar por la comodidad del hogar dulce hogar, que además va acompañado de un precio muy competitivo.
Me diréis que el sonido no es el mismo, que no se puede comparar nuestra tele con una gran pantalla, que la emoción del acto en si, de salir e ir al cine para entrar en la película no es comparable con el quedarte a hacer la morsa en el sillón. Y sin duda tendréis razón pero mi realidad es que disfruto igual de las películas que me gustan, que en general son cine de autor, y aquellas que son de acción tampoco las veo tan mal.
Para mi el cine en sala estaba muriendo porque pertenecía a una costumbre pasada. Pertenecía al tiempo del vinilo, tiempo en el que el cine en casa no existía. No es sólo una cuestión de precio, que también, ni de pirateo, que puede que si que influya aunque yo no uso, es también un cuestión de disponibilidad. El cine nació y se consolido sin tener rival. Como iba a competir una tele pequeña, de sonido escaso y en blanco y negro con la pantalla del cinemascope.
El vinilo murió, por desgracias que conste, y el cine casi también.
Pero ayer mi santo y yo revivimos la experiencia de nuestra primera vez en una sala. Ayer llegamos 10 minutos antes a la sala, entramos emocionados, nos pusimos nuestras gafas entre risas tontas, y dimos un suspiro ahogado al unísono con la primera imagen del trailer de Alicia en el País de la maravillas de nuestro adorado y venerado Tim Burton. El primer suspiro siguieron sin duda muchos otros. Pasaron 3 horas y podrían haber pasado 3 más. Nos encandiló una historia simplona con un mensaje muy bonito, un cuento de ciencia ficción cuyos mejores conceptos me hicieron pensar en mi adorada Princesa Mononoke. Nos subyugo un espectáculo, una nueva forma de vivir la historia.
No será apto para todos los temas, ya que además hay películas que no lo necesitan, el show, el 3D, pero con nosotros ha funcionado, nos ha devuelto la ilusión perdida y las ganas de gastarnos nuestro dinero. Nuestra próxima misión es Alicia , no vemos el momento.
Los puristas me tacharán de banal y herética, yo prefiero considerarme una cinéfila recuperada…
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