Acabo de terminarme el primer libro de Millennium. La verdad es que no me ha sorprendido tanto como esperaba pero sin embargo me lo he leído en apenas 6 días. Supongo que enganchar, engancha.
Al final del libro sucede una cosa que me ha llevado a una reflexión. La cosa que se sucede es que uno de los protagonistas se implica muchísimo en el trabajo que le encargan, trabajo que realmente no le interesa demasiado, y finalmente, gracias a su implicación consigue solucionar un problema que realmente le importa.
Esto dicho así, un poco enrevesado para evitar dar detalles sobre el libro a alguien que no lo haya leído, solo pretende ilustrar lo que yo creo que es la base de cualquier actividad profesional exitosa: hay que desarrollar el trabajo con pasión y sin pretensiones, y de este modo se consiguen los mejores resultados.
Intento transmitir esto a la gente joven que trabaja conmigo pero no lo consigo. La verdad es cuando estas empezando tu carrera los procesos te parecen lentos y costos. 2 años son un mundo, y 5 una carrera profesional consolidada. Cuando llevas 10 años trabajando te das cuenta que el tiempo es tan relativo. 5 años, apenas si es el tiempo necesario para empezar a identificar por donde sopla el viento.
El otro día me comentaba Carmen, mi compañera de fatigas de lobbying sociedad civil, como le había marcado una referencia que le hice a principios de año sobre la falsa seguridad que buscan los trabajadores españoles a través de los contratos fijos. Contratos que no te aseguran que no te vayan a echar, y sino que se lo digan a mis 6 excompañeros de Weber Shandwick Madrid que se han encontrado de patitas en la calle en estos últimos 5 meses.
No hay que aferrarse al puesto hay que encontrar el trabajo que nos gusta, nos convence y nos satisface, sin miedo, y por lo general, desarrollándolo con pasión, convicción y alegría, el resto, viene solo.
Desde Villar de Cañas, para todos usted, Lucila Rodriguez-Alarcón.
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