viernes, 10 de septiembre de 2010

Quiero que me quieras

Cuando era una adolescente sufrí mis primeros desengaños “humanos”, es decir desengaños derivados de las relaciones humanas. Descubrí a base de palos que no todo el mundo es bueno y que nunca conseguiremos gustar a todos. Y dentro de este último apartado descubrí que siempre habrá un porcentaje de personas que nos conozcan o no, no nos querrán hagamos lo que hagamos.

Y es que, como le explica muy bien Alfred a Bruce Aka Batman en “El Caballero Oscuro” hay gente que no necesita razones, “some men just want to watch the world burn”.





Quizás fue este punto el que me ayudó a superar mis desengaños globales, lo injusto que resulta que no te quieran “porque si” y la impotencia que produce no poder hacer nada para cambiar ese hecho. Aceptado esto no me costó concluir que no siempre seré querida y me resulto fácil finalizar la maduración hasta el punto que hoy por hoy sólo quiero que me quieran mis seres queridos.

Dicho esto, la madurez gracias a dios, no es un estado permanente en mí, y a veces tengo reminiscencias del pasado. Soy jefa, empleadora, trabajadora y en muchas ocasiones me encuentro con gente que me sorprende con su rechazo… y me duele, aunque no sean seres queridos, ni siquiera sean un proyecto de seres queridos. Y me baja la autoestima, me tiro de los pelos y me compadezco a mi misma. Luego recuerdo las sabias palabras de Alfred, llamo a algún ser querido para cotillear, recobro la confianza y con un sabor dulce-amargo del trauma superado retomo mi vida.

Este post va dedicado a mi coach, Hel.lena Borras.

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